Para despertar lo que llaman la Kundalini, una energía in-visible e in-medible representada simbólicamente por una serpiente que duerme enroscada en el primer chakra. Dicen que al despertar esta serpiente el yogui controla la vida y la muerte. Cada unos de nosotros experimenta esta meditación de manera muy diferente. En resumen se basa en ir dirigiendo la respiración de abajo a arriba y de arriba hacia abajo, inspirando por la nariz y expirando por la boca, acelerando la reparación en la subida y descendiendo el ritmo en la bajada. Cada vuelta completa dura aproximadamente 16 minutos. NO aconsejan practicar esta técnica estando sóla, alguien debe cuidarte, si ocurre algo que consideren “peligroso" esta persona pondrá su mano entre tus ojos o tocará tu hombro para traerte de vuelta al cuerpo. No hay que entender nada. Hay que aceptarlo todo como parte del proceso.

Mis dos primeras vueltas estuvieron llenas de mente... lo estaré haciendo bien? Esta música me desconcentra, me acaba de picar un mosquito, qué raro suena la mujer que está a mi lado, me duele todo….

Fue en la tercera vuelta cuando algo cambió, cuando me hice ligera y volé...

De pie con los ojos cerrados y el cuerpo relajado, moviendo brazos y manos hacia el cuerpo, creando un vórtice de energía que dirijo al primer chakra y llevando la respiración hacia esa zona de mi cuerpo. La música comienza a sonar, durante dos minutos mantengo el movimiento acompasado por una respiración lenta y larga.. suena la campana, asciendo al segundo chakra y aumento un poco el ritmo de la respiración. Otros dos minutos respirando hacia mis órganos sexuales, hacía la unidad emocional, experimento placer. Mis ojos permanecen cerrados, mi mente está en silencio… vuelve a sonar la campana y asciendo hacia el tercero, la velocidad de la respiración sigue aumentando, mis manos acompañan la respiración dirigiendo todo hacia el plexo, hacia mi poder personal, siento que estoy donde quiero estar. La música se acelera, suena la campana y elevo la energía hacía el corazón, zona del cuarto chakra, el centro de la emoción del amor, lo suelto todo, ya no dirijo mis brazos ni trato de controlar la respiración, dejo que todo fluya y me fundo en el calor que emana mi cuerpo. Vuelve a sonar la campana, subo a la garganta, lugar en el que se localiza en quinto chakra, otros dos minutos que pueden ser segundos o pueden ser horas, la música sigue acelerando, mis respiraciones se hacen cortas. Otra vez la campana, sigo subiendo, ahora hasta el la zona del sexto chakra, el tercer ojo, la brújula interna... a partir de aquí entro en un estado diferente, continua el movimiento que se hace cada vez más rápido, casi no respiro, subo a la cabeza, al séptimo chakra, la conexión con el aspecto no físico de nuestro cuerpo, el “asiento del alma", ya no escucho la música, ya no respiro, ya no sé quien soy ni donde estoy... siento que voy a explotar y caigo en al vacío, me olvido de todo…

El sonido de 3 campanas me vuelven a traer a la cabeza, vuelvo a escuchar la música, estoy mareada, siento calor, mucho calor... comienzo a descender, poco a poco, chakra a chakra, de la mente a la emoción se me saltan las lágrimas, siento mi cuerpo pesado, controlo la respiración hasta volverla lenta y larga como al principio. Suelto mis brazos al lado del cuerpo y comienzo a respirar por la nariz, todo está en silencio, me siento densa, es como si me hubiesen pegado los pies al suelo, mi mente callada, todo mi ser permanece en el más profundo y preciado silencio

 

Maria Malo